Amanecí esta mañana con una sensación de desesperación y furia. Yo pensé que este país, con ocho años de trabajo y progreso había llegado a un punto que un candidato racista quien atacaba a imigrantes, la comunidad LGBT, de otras creencias y fés no podría llegar a ser presidente de este país.
Me encontré gravemente equivocado.
Y lo siento. Lamento mi parte en esta decisión. Yo voté en contra de Trump, pero temo que quizás no hice suficiente para oponerlo.
Yo regresé a Richmond in 2007 con la meta de trabajar en comunidades de bajos recursos, y especialmente con la comunidad Latina. Pero, en estos ultimos cuatro años me he encontrado afuera de la clínica y más en la clase, como docente de estudiantes de medicina.
Y quizás abandoné el trabajo que era necesario. Y quizás mis esfuerzos no eran suficiente.
Y ahora temo los daños que vienen. El odio y el prejuicio abierto con cual las comunidades por cual me he dedicado serán atacados.
Estoy en este momento averiguando como mejor puedo acompañar esta gente y mís comunidades. Y estoy preparandome para el trabajo e las luchas que vienen para protejer sus derechos, su salud, y su dignidad.
Esta no es mi lucha: yo tengo el privilegio de ser un hombre, americano, médico. El riesgo en esta lucha no es mia: my privilegio y mi posición me protegen. Lo menos que yo puedo hacer es pararme al lado de ellos, de aprender de ellos como crear una comunidad y un país generoso, abierto a todos, dejando nadie atras. Y aquí estaré, por lo que vale, mientras que nos preparamos para el futuro.
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